No confíes en mi voz… a veces miente…Mírame a los ojos… ellos nunca engañan…Presta atención a mi letra… esa soy yo…

Miedo

 


Recupero este texto de mi anterior blog, y lo hago porque lo leo y me reafirmo en él... al menos hoy por hoy...



Hay quien dice (es una opinión muy extendida) que este mundo se ha hecho para los valientes.
Hay quien dice (con la misma mayoría de criterio) que no hay triunfo si hay cobardía.
Hay quien dice (vuelvo a reafirmarme) que el temor bloquea y borra el camino a seguir.
Yo, con mi más que humilde opinión, considero que el miedo es un arma de una valía incalculable que debemos utilizar en pos de nuestra evolución, de nuestro desarrollo, de nuestra madurez. Ignorarlo, para mí, es una postura imprudente y temeraria, irresponsable y fantasiosa.
El miedo, y el dolor, están con nosotros por algo, tienen su razón de ser, su sentido, su porqué. Son alertas que afortunadamente poseemos para avisarnos que debemos ir con cuidado, que debemos ir más despacio, o que incluso debemos frenar y dar marcha atrás. Pueden bloquearnos e impedir que seamos capaces de actuar o de tomar decisiones, es cierto. Pueden hacernos tanto daño como les permitamos si no sabemos utilizarlos correctamente. Canaliza. Relativiza.
En el mundo animal por ejemplo (y yo considero que las personas somos animales y nos guiamos por sus mismos instintos), el temor es estrictamente necesario para sobrevivir. Es tan sencillo como que si no temen, mueren.
Opino, entonces, que si nos avergonzamos de nuestros miedos y no los expresamos libremente no podemos superarlos. No olvidemos que un miedo mal escuchado puede convertirse en fobia, y eso SÍ que es peligroso, muy peligroso.
¿Cómo se puede relativizar el temor? Hablando de él. Es curioso como todo pierde fuerza cuando se le pone un nombre, como cualquier idea negativa ya no lo es tanto si la puedes expresar libremente, sin interrupción. Cómo el mero hecho de hablar de lo que te preocupa hace que te liberes y que no sea tan grave. Es lo que tiene la palabra.
Miedos fundados, miedos irracionales, el mundo está lleno de ellos, hay tantos y tantos que es imposible enumerarlos, no sé, ¿cuantas personas habitan actualmente este planeta?, pues multiplica por dos o por tres.
Para mí, de todos ellos, hay uno que en concreto es especialmente peligroso e ignorado, y que, siempre hablo desde mi opinión, es uno de los mayores fundadores del problema de la humanidad: LA COMUNICACIÓN.
No sabemos hablar, nos da pánico expresar nuestras ideas, tenemos miedo de que si decimos lo que pensamos, lo que sentimos, alguien no esté de acuerdo con nosotros y nos critique o nos haga daño. Por eso nos bloqueamos y, simplemente, nos quedamos callados y nos atormentamos con nuestra cruz interna. Siempre, y digo SIEMPRE alguien va a estar en desacuerdo con nosotros. Siempre, repito SIEMPRE, alguien nos va a hacer daño, de forma voluntaria o sin la más mínima intención, pero nos lo hará. Es literalmente imposible conseguir la aprobación, el consentimiento y el respeto de todo aquel que esté cerca de nosotros. Y es imposible porque ni siquiera nosotros mismos somos capaces de vivir en permanente acuerdo y simpatía con nuestro propio pensar y nuestro inevitable sentir. La verdad universal no existe, fue un invento de alguien que quiso imponer su criterio, pero se equivocó, siempre hay excepciones.
Yo misma estoy aquí, creando un blog, impulsada por mi cobardía a expresarme y mostrarme tal y como soy cara a cara con cualquiera de vosotros. Todos los que me conocéis sabéis que la voz nunca fue mi fuerte, en una conversación me resulta muy complicado poner en orden mis ideas, o mis sentimientos, y expresarlos con claridad. Siempre me expresé mejor escribiendo. Por eso la existencia de este blog. ¿Acaso habéis reparado en lo que escribí debajo del título? Soy cobarde, sí, pero no me callo, me expreso, a mi manera, pero lo hago.
¿Por qué no asumimos nuestro miedo y nos enfrentamos a él? Vamos a hablar entonces, vamos a escucharnos. Cuéntame lo que te pasa y encontraremos la solución. Déjame que te explique mis males y veremos juntos como no son tan horribles. Escuchemos nuestros temores y hablemos de ellos…quizá así surja la solución.
El miedo no es malo, solo es una señal, vamos a hacerle caso. No porque asumamos nuestro miedo vamos a fracasar. Hasta los más valientes temen, y probablemente sea eso lo que les lleva a la victoria.


Carmen

Enciende tu bombilla